Casa Cultural Colombiana rinde homenaje a García Márquez
Toronto.- La Casa Cultural Colombiana por medio de su presidenta, Claudia Montoya, ha querido rendir homenaje hoy al fallecido Gabriel García Márquez, escritor colombiano, producto del ingenio natural de su tierra natal, un gigante de las letras!
ESCRITO POR: JOSE PELAEZ.- En algún rincón de Macondo, resguardándose del sol gigante y agobiador, un frustrado poeta rumia pensamientos mientras ve la vida escaparse por las agotadas venas de su existencia.
Mira en silencio como pasan por la calle polvorienta, uno a uno, personajes idílicos que se deleitan en mortificar su cabeza. Compañeros constantes de tantas noches encantadas en las que compartió con ellos sus locuras, sus sueños, sus deseos y sus ansias. Con ellos vivió amores truncados y amores imposibles y conoció la felicidad en los cálidos brazos de una doncella marchita. Con ellos bebió sus mejores rascas y cantó sus más sentidas notas. A su lado descubrió que tenía conciencia política, sentido social y miedo a la violencia. Y a pesar de todo luchó con ellos la sufrida existencia de un suelo difícil de domar pero también difícil de dejar.
El creador de estos personajes musitó alguna vez que “La muerte no llega con la vejez… sino con el olvido”. En un Jueves santo, en tierras lejanas, se voló con los buitres blancos hasta el más allá, curiosamente sin experimentar olvido.
Su legado literario, inolvidable en su propia forma, abrió las puertas al árido desierto en el que las vidas de sus protagonistas deambulaban, cubiertos del polvoriento peso existencial con el que el medio ambiente de la era les afligía. De su pluma brotaron las bajezas, lo grandioso, lo sensible, lo brutal y lo mundano de una multitud de seres que tejieron el realismo mágico que caracterizó su abundante trabajo en letras.
En sus obras “Las cosas maravillosas eran simplemente cotidianas” como si no existieran superhéroes porque cada protagonista lo era en su propia esencia y se aseguraba de que el mundo así lo entendiera… y lo viviera. En ese mundo imaginario que tan fidedignamente reflejaba lo real, lo mágico es lo normal.
En la narrativa de su obra literaria es fácil absorberse de tal forma que, a la vez, el lector se puede sentir identificado con el bueno y con el malo. Y ni el uno ni el otro es o bueno o malo… simplemente es, simplemente actúa su existencia y al hacerlo va dejando en vividos matices un sendero cubierto de fantásticas palabras que se entrelazan para crear la historia que entra por los ojos, se apodera de la mente y vive pomposamente en la memoria. Por siempre.
Dejar uno de sus libros siempre fue difícil. Un testamento y tributo a la fertilidad creativa que siempre lo acompaño y que vivirá eterna para que generaciones futuras tengan la oportunidad de experimentar lo que sus contemporáneos vivieron con El.
El mejor tributo que se le puede dar a un gigante del calibre de García Márquez es reconocer que en la vejez nunca fue el olvido la causa de su muerte, pues aún vive, y seguirá presente mientras que sus libros nos rodeen.
No escribirá ya más de su puño y letra pero seguirá influenciando nuestro pensamiento y absorbiendo nuestra curiosidad por un mundo surreal donde, en sus palabras, “las cosas más maravillosas eran simplemente cotidianas”.
Los restos mortales del Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, fallecido el pasado jueves en Ciudad de México a los 87 años, serán incinerados en una ceremonia privada.