La crisis de vacunas COVID-19 denota “una desigualdad espantosa que perpetúa la pandemia”, alerta el jefe de la OMS
NACIONES UNIDAS.- “Un pequeño grupo de países fabricantes y compradores de la mayor parte de las vacunas del mundo controlan el destino del resto del planeta”, dice el doctor Tedros en la inauguración del máximo cónclave de la agencia sanitaria de la ONU. El líder de las Naciones Unidas recuerda que el COVID-19 no puede vencerse en un país a la vez y aboga nuevamente por la cobertura universal de salud y por preparar a los sistemas de sanidad para la próxima emergencia.
A 17 meses del inicio de la mayor crisis de salud en generaciones, la situación mundial sigue siendo peligrosa. Pese al avance de los conocimientos sobre el coronavirus, a la creación de varias vacunas, a los esfuerzos de los gobiernos y comunidades y a la ardua labor de los trabajadores sanitarios, en lo que va de este año se ha registrado más casos y muertes por COVID-19 que en todo 2020, subrayó este lunes el director general de la Organización Mundial de la Salud.
En su discurso de apertura de la Asamblea Mundial de la Salud, que se celebra de manera virtual, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que la tendencia actual indica que en las próximas tres semanas se superará el total de decesos del año pasado.
Tedros definió la actual coyuntura global como “trágica” y señaló que si bien se ha observado una baja del número de infectados y fallecidos por tres semanas consecutivas, “la situación mundial sigue siendo frágil”.
“Ningún país debe dar por hecho que ha superado la crisis independientemente de su tasa de vacunación”, alertó, argumentado que aunque por ahora no ha surgido variantes del virus resistentes a las vacunas, tratamientos o diagnósticos, no hay la certeza de que esto será así siempre.
“Este virus cambia constantemente y los cambios por venir podrían hacer ineficientes nuestras herramientas para combatirlo y colocarnos de nuevo en el punto inicial”, recalcó.
En este contexto, enfatizó la importancia de acelerar la vacunación de toda la población para restar las oportunidades de evolución del coronavirus y lamentó la inequidad del acceso a las vacunas que condena a la gente que vive en los países pobres o de renta media baja.
Inequidad rampante
Señaló que un pequeño grupo de países que fabrican y compran la mayoría de las vacunas del mundo controlan el destino del resto de la humanidad, agregando que las naciones que están inmunizando en este momento a los grupos de bajo riesgo, lo hacen a expensas de los trabajadores de salud y los colectivos de alto riesgo en otros países.
“La crisis de vacunas COVID-19 denota una desigualdad escandalosa que está perpetuando la pandemia”, aseveró, instando a los Estados miembros a apoyar un “esfuerzo adicional de aquí a septiembre” para vacunar al menos al 10% de la población de todos los países en ese plazo, y a acelerar el paso para lograr el objetivo de vacunar al menos al 30% de la gente antes de fin de año.
“La pandemia no terminará a menos que la transmisión esté controlada en todos los países”, insistió el titular de la Organización Mundial de la Salud.
Tedros se refirió a la propuesta del Fondo Monetario Internacional, aún más ambiciosa, de inmunizar al 40% de la población mundial para fines de 2021 y al 60% para mediados de 2022.
Financiamiento y suministros insuficientes para COVAX
Al hablar del mecanismo COVAX, que busca el acceso equitativo a las vacunas, aseguró que la cantidad de dosis disponibles continúa siendo “muy inadecuada”.
Detalló que, hasta la fecha, la iniciativa COVAX ha enviado 70 millones de dosis a 124 países y economías, una cifra que alcanza a menos del 0,5% de la población combinada de esas naciones.
En este sentido, listó tres necesidades urgentes: financiar al COVAX, compartir las dosis de vacunas y ampliar la fabricación de las inmunizaciones.
Asimismo, el jefe de la OMS dijo que todos los países pueden hacer más en materia de vigilancia, pruebas, secuenciación e intercambio de información; empoderamiento de personas y comunidades; apoyo a empresas y lugares de trabajo; e implementación de estrategias nacionales de vacunación.
Añadió que no se puede construir un mundo más seguro de arriba hacia abajo, sino que se debe empezar de cero: “prepararse, prevenir, detectar y responder rápidamente a las epidemias no comienza en los corredores de poder, comienza en las calles de privaciones y hacinamiento donde la gente vive sin alimentos suficientes, sin acceso a personal sanitario, agua potable y electricidad”, explicó.