En la pandemia de COVID-19, circulamos en todas las direcciones contrarias posibles
NACIONES UNIDAS.- Ya sea la falta de inversión en la cobertura de salud universal, la desigualdad en el reparto de las vacunas o el desprecio por las normas mínimas de distanciamiento e higiene, el mundo va a contramano del coronavirus, advierten los responsables de la agencia de la ONU para la Salud, que aseguran que el número de muertos y enfermos seguirá aumentando si no se revierte la dirección.
A pesar de las vacunas, la pandemia de COVID-19 sigue creciendo a nivel mundial cada día que pasa y el número de muertos y enfermos no se reduce, sino que aumenta y continuará haciéndolo si los Gobiernos no toman las medidas necesarias, han asegurado este viernes diferentes responsables y especialistas de la Organización Mundial de la Salud.
Todos ellos explicaron, durante la rueda de prensa bisemanal sobre la situación epidemiológica de la pandemia, cómo el mundo circula en dirección contraria en todos los frentes que tenemos para frenar la expansión del coronavirus SARS-CoV-2, desde la falta de inversión en la cobertura de la sanidad universal, a la desigualdad en el reparto de las vacunas o el desprecio a las normas sanitarias mínimas de distanciamiento e higiene.
Ese es el motivo por el que, por segunda semana consecutiva, el número de casos de COVID-19 a nivel mundial se mantiene en los niveles más altos desde el comienzo de la pandemia con más de 5,7 millones de nuevos casos semanales, luego de nueve semanas consecutivas de aumentos.
Las muertes continúan aumentando por séptima semana consecutiva, con más de 93.000 en los últimos siete días.
“La pandemia de COVID-19 es una vívida demostración de que una crisis de salud no es solo una crisis de salud; puede tener consecuencias dramáticas para los medios de vida, las empresas y las economías”, dijo el director general de la agencia de la ONU, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Y añadió: “cuando la salud está en riesgo, todo está en riesgo”. Mientras que “cuando se protege y promueve la salud, las personas, las familias, las comunidades, las economías y las naciones pueden prosperar”.
Primera dirección equivocada: la cobertura sanitaria universal
Esa prosperidad se encarna en la máxima prioridad de la Organización Mundial de la Salud: la cobertura sanitaria universal.
“Todos los caminos deben conducir a la cobertura sanitaria universal. Pero a nivel mundial, vamos en la dirección equivocada. En todo el mundo, cada vez más hogares gastan una proporción cada vez mayor de sus ingresos en salud. Y más personas están expuestas a la pobreza como resultado del gasto de su bolsillo en salud”, afirmó.
A juicio del doctor Tedros, para no ir a contramano de este coronavirus ni de futuras pandemias, avanzar hacia la cobertura sanitaria universal no puede ser solo un asunto de los ministerios de Salud, sino que requiere un enfoque de todo el Gobierno, con liderazgo de los más altos niveles políticos y un estrecho compromiso con los ministerios de Economía.
“A medida que nos recuperamos y reconstruimos, tenemos un momento único para movilizar inversiones para sociedades más saludables, resilientes, productivas y sostenibles. Necesitamos una nueva narrativa que haga de la salud para todos el objetivo central de las políticas públicas sobre innovación, industria, empleo, medio ambiente y más”, añadió.
Segunda dirección equivocada: ignorar las medidas de higiene
La propagación del virus puede ralentizarse con medidas como las cuarentenas, el distanciamiento, el uso de las mascarillas y el evitar conglomeraciones, lugares cerrados y otras medidas sanitarias. Varios países lo han demostrado, como explicó Michael Ryan, director de emergencias de la Organización al referirse al caso de la variante de Sudáfrica.
“Sin vacuna, Sudáfrica puso prácticamente bajo control esa variante aplicando medidas sociales y de salud pública, construyendo el apoyo de las comunidades, reduciendo las muchedumbres y la mezcla del público, invirtiendo en el diagnóstico y las pruebas, identificando brotes y trayendo la enfermedad bajo control”, explicó.
Y añadió: “Mi preocupación en este momento es que el virus tiene una enorme energía en algunos países y tiene una capacidad masiva de infectar y tenemos que detenerlo, porque esto ha sido gracias tanto a las variantes como al comportamiento humano y otros factores. En muchos sentidos, estamos apretando tres aceleradores al mismo tiempo cuando se esperaba que estuviéramos frenando”.
“Tenemos que dejar de apretar el acelerador”, insistió, lo cual se consigue vacunando y protegiendo a las personas más vulnerables, y reduciendo el riesgo de la multiplicación de variantes, lo que se logra impidiendo las multitudes y la mezcla de las personas en lugares mal ventilados sin la protección de la mascarilla.
“Y sé que esto es muy difícil en algunos países, pero esta es la realidad brutal y, en algunos países, tienen tal tasa de infección en este momento que sus sistemas sanitarios están nuevamente bajo una gran presión. Estamos viendo la tragedia en India y tenemos que evitar que la misma tragedia ocurra en otros países, pero algunos países van esa dirección”, sentenció.
Tercera dirección equivocada: la desigualdad en la vacunación
Se han puesto mil millones de vacunas, pero el 80% se han administrado en países de altos ingresos mientras que los que menos ingresos tienen solo han recibido el 0,3%.
“Esto es inaceptable. Esta división es inaceptable. Y lo es no solo por una cuestión moral, sino porque no vamos a derrotar al virus en un mundo dividido“, aseguró el doctor Tedros.
“Es en interés de todos los países del mundo compartir sus vacunas y ayudar de toda forma posible asegurar la distribución equitativa de las vacunas”, añadió. En este sentido, Tedros volvió a aplaudir el anuncio de Estados Unidos de apoyar la suspensión de las patentes de las vacunas.
“El anunció de los Estados Unidos de América de que apoyarán una exención temporal de las protecciones de propiedad intelectual para las vacunas COVID-19 es una importante declaración de solidaridad y apoyo a la equidad de la vacunación. Estamos en una crisis sin precedentes que requiere una acción sin precedentes. Los casos están en un nivel récord, casi 100.000 personas mueren en todo el mundo cada semana y tenemos una crisis crónica de vacunas”, declaró.