A un año del viaje del Papa, Canadá prosigue su camino de reconciliación
Hace un año, el Papa Francisco realizó su viaje apostólico a Canadá. Fue una “peregrinación penitencial” de seis días para fomentar la reconciliación entre la Iglesia católica y los pueblos aborígenes, tras el oscuro periodo de los internados en los siglos XIX y XX. Un año después, se han producido avances significativos.
Por Adélaïde Patrignani y Jean-Charles Putzolu – Ciudad del Vaticano
Se ha abierto un nuevo capítulo en la historia de Canadá, aunque la dolorosa página de los internados no desaparecerá. El proceso de reconciliación entre los pueblos aborígenes y la Iglesia católica ya había comenzado antes de la visita apostólica del Pontífice, cuando una delegación -formada por tres grupos mestizos, inuit y de las Primeras Naciones– fue recibida en el Vaticano del 28 de marzo al 1 de abril de 2022.
Un camino vivido en la humildad
En aquel momento, el Papa Francisco ofreció una disculpa, que se repitió durante su viaje. “Estoy afligido. Pido perdón, en particular, por el modo en que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, incluso con indiferencia, en estos proyectos de destrucción cultural y de asimilación forzada por parte de los gobiernos de la época, que dieron lugar al sistema de escuelas residenciales”, dijo el Santo Padre en Maskwacis.
En estas instituciones educativas creadas por el gobierno canadiense y dirigidas en gran parte por la Iglesia católica, muchos niños aborígenes sufrieron abusos y malos tratos, a veces incluso la muerte.
Durante su viaje en varias etapas, el Papa también se reunió con líderes indígenas y víctimas de estos antiguos internados. El 26 de julio, fiesta de los santos Joaquín y Ana, Francisco se desplazó también a orillas del lago Santa Ana para participar en la peregrinación que se realiza cada año en honor de la abuela de Cristo, a la que los pueblos autóctonos profesan una profunda devoción.
Raymond Poisson, obispo de Saint-Jérôme-Mont-Laurier, recuerda: “La actitud de simpatía y fraternidad del Santo Padre, su mirada serena, abierta y sin prejuicios, dejaron una impresión duradera en todos. “Demostró una humildad excepcional, que fue muy apreciada por nuestros hermanos y hermanas aborígenes”, prosiguió el Presidente de la Conferencia Episcopal Canadiense.
Varias medidas concretas
“La visita del Papa ha sido muy importante”, afirma Paul Gibbard, embajador de Canadá ante la Santa Sede. Ha facilitado el diálogo entre los pueblos aborígenes, el gobierno canadiense, la Iglesia católica y los propios canadienses, que han seguido en gran medida este viaje. “Este tema de la reconciliación con los aborígenes es cada vez más importante para los canadienses”, señala el embajador, aunque no se deba únicamente a la visita del Papa, ya que en 2021 el gobierno instauró el Día de la Verdad y la Reconciliación, que se celebra cada 30 de septiembre. Pero la visita del Papa ha “dado impulso” a las iniciativas de reconciliación, explica Paul Gibbard.
Mons. Poisson habla de ellas en detalle: la puesta en marcha de círculos de escucha con los pueblos aborígenes; la publicación de cuatro cartas pastorales sobre la reconciliación con los pueblos aborígenes -a las Primeras Naciones, a los inuit, a los métis y al Pueblo de Dios-; la creación de un fondo para la reconciliación con los pueblos aborígenes (FRA), que está previsto que se dote con 30 millones de dólares en cinco años, y que ya está financiando medio centenar de proyectos locales; la elaboración de una guía para las diócesis que les ayude en el diálogo con los pueblos aborígenes; y la publicación de vídeos para echar la vista atrás a la visita del Papa Francisco.
“Hemos seguido ‘caminando juntos’ con ellos”, afirma satisfecho el presidente del episcopado canadiense, “para construir mejor el mañana, para construir mejor con ellos nuestra Iglesia en Canadá“.
“Estamos contentos porque caminamos juntos, hay una respuesta”, asegura. “Son proyectos que pensamos juntos, con nuestros hermanos y hermanas aborígenes, ante todo con ellos y para ellos, y no en su nombre (…) Son proyectos que nacen de su iniciativa gracias a nuestra invitación, y los construimos con ellos”, subraya el obispo de Saint-Jérôme-Mont-Laurier.
Expectativas mutuas
A partir de ahora, la Iglesia católica de Canadá sigue queriendo “conocer mejor” a estos pueblos aborígenes “para poder caminar con ellos”, porque forman “parte de nuestra propia identidad”. “Juntos somos Canadá, no sin ellos”, afirma el obispo, antes de señalar “progresos muy positivos” también por parte del Gobierno. Paul Gibbard también destacó el compromiso del gobierno canadiense con el proceso de reconciliación.
Del lado aborigen, “lo que esperamos es esta participación y disponibilidad por nuestra parte” en lo que se refiere a “la verdad que hay que decir sobre los internados (…)”, pero también a “tomar iniciativas juntos para dar a conocer su cultura”, añade Mons. Poisson.
Así pues, este nuevo capítulo no ha hecho más que empezar. Si bien la visita del Papa Francisco ha sido un “paso importante y esencial”, resume el embajador canadiense, la reconciliación no es “un momento concreto”, sino un “camino que recorrer juntos”.