Adultos mayores en la mira: aumentan los fraudes financieros en Canadá
SomosTO.- Cada año, miles de personas mayores en Canadá son víctimas de fraudes sin saberlo, muchas veces hasta que ya es demasiado tarde. En 2024, las pérdidas económicas vinculadas a estafas superaron los 638 millones de dólares, según datos del Centro Canadiense Antifraude. Una proporción importante de las víctimas eran adultos mayores, un grupo particularmente vulnerable a este tipo de delitos.
Con el objetivo de visibilizar esta problemática, las Naciones Unidas designaron el 15 de junio como el Día Mundial de Concienciación sobre el Abuso a Personas Mayores. Esta fecha no solo promueve el respeto y la dignidad hacia las personas mayores, sino que también busca ofrecer herramientas para prevenir diversas formas de abuso, incluido el fraude financiero, que es cada vez más común y sofisticado. Muchas personas mayores suelen mostrarse confiadas, amables y educadas. Aunque estas cualidades son valiosas, lamentablemente pueden ser aprovechadas por quienes buscan engañar.
Las estafas actuales utilizan métodos complejos que van desde llamadas telefónicas y correos electrónicos fraudulentos, hasta sitios web falsos que imitan a entidades financieras reconocidas. En algunos casos recientes, adultos mayores han perdido todos sus ahorros al transferir dinero a supuestas inversiones que resultaron ser engañosas. Otros han sido manipulados emocionalmente en estafas románticas que derivaron en grandes pérdidas económicas.
Este tipo de fraude, especialmente el relacionado con inversiones, está en aumento y representa una amenaza seria. Incluso personas con experiencia en el uso de tecnología pueden ser engañadas por estafadores que, tras ganarse su confianza, obtienen datos personales como fechas de nacimiento, nombres de familiares o información bancaria.
Los delincuentes actúan con un alto nivel de preparación, haciendo que sus mensajes y plataformas parezcan completamente legítimos. Ante esta realidad, la prevención y la educación son fundamentales. Es clave que las personas mayores aprendan a identificar señales de alerta y comprendan que no tienen por qué ser siempre amables con desconocidos. Decir “no” es suficiente, y no es necesario justificar una negativa cuando algo parece sospechoso.
También se recomienda el uso de contraseñas seguras y distintas para cada cuenta, cambiar esas contraseñas regularmente, limitar la información personal que se comparte en redes sociales y no realizar transferencias de dinero ni compartir datos financieros sin antes consultar con alguien de confianza.
La familia y la comunidad tienen un papel esencial en esta tarea. Conversar abiertamente con los adultos mayores sobre los riesgos de fraude puede ser una forma efectiva de protección.
Si una persona mayor tiene dudas sobre una llamada, mensaje o sitio web, debe sentirse con plena libertad de pedir ayuda y confirmar la veracidad de la información con alguien cercano. Acompañarlos en estas decisiones puede marcar una gran diferencia.