Consumir carne afecta al medio ambiente, según estudio
El estudio fue realizado por Ron Milo del Instituto Weizmann de Ciencia, en Rehovot (Israel), con la colaboración de investigadores del Centro Canadiense de Investigación de Energías Alternativas, el Consejo Europeo de Investigación, y Charles Rotschild y Selmo Nissenbaum, de Brasil.
El equipo observó las cinco fuentes principales de proteínas en la dieta de los estadounidenses: productos lácteos, carne vacuna, carne de aves, carne de porcinos y huevos. El propósito era calcular los costos ambientales por unidad nutritiva, esto es una caloría o gramo de proteína.
La composición del índice encontró dificultades dada la complejidad y variaciones en la producción de los alimentos derivados de animales.
Por ejemplo los criaderos de ganado en la zona occidental de Estados Unidos emplea enormes superficies de tierra (Se utiliza 28 veces más tierra), pero mucha menos agua de irrigación que en otras regiones, mientras que el ganado en corrales y alimentado con maíz, requiera menos tierra pero mayor cantidad de agua y fertilizantes nitrogenados.
Los cálculos mostraron que el alimento humano de origen animal con el costo ambiental más elevado es la carne vacuna: diez veces más alto que todos los otros productos alimenticios de origen animal, incluidos carne porcina y de aves.
El impacto ambiental más grande de ganado se debe principalmente a los animales grandes y de lento crecimiento necesitan más alimento para producir un kilogramo de proteína que, de más rápido crecimiento de animales de granja pequeños. Sin embargo, el ganado también tiene algunas peculiaridades, como su tendencia a eructar metano, un potente gas de efecto invernadero.
“La mejor manera en este contexto para reducir su impacto medioambiental es eliminar la carne de vaca siempre que sea posible y sustituirla por otras fuentes de sustento”, dijo Gidon Eshel, un profesor de física del medio ambiente en el Bard College en Annandale-on-Hudson, en Nueva York.
Probablemente la situación en Canadá sea similar, mientras que el estudio se centró específicamente en los EE.UU., Eshel dijo que los resultados probablemente serían similares en los países más industrializados, ya que tienen las prácticas agrícolas similares. “Para los países en desarrollo”, añadió, “eso es una historia completamente diferente.”