Pasar del “yo” al “tú” y rezar en familia por el don de la paz
CIUDAD DEL VATICANO.- Contemplar con asombro la belleza del misterio de la Sagrada Familia que representa “la historia de la que provenimos”, aunque todo no vaya bien, y aprender cada día más a “ser familia” a pesar de los problemas inesperados, la angustia y el sufrimiento. Fue la invitación del Papa Francisco antes de rezar el Ángelus dominical en que pidió a María, esposa de José y madre de Jesús, que proteja a nuestras familias.
En el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, el domingo después de Navidad, el Papa Francisco rezó a mediodía la oración mariana del Ángelus con los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro. El Santo Padre explicó que “Dios eligió a una familia humilde y sencilla para venir entre nosotros”. E invitó a “contemplar con asombro la belleza de este misterio”, destacando dos aspectos concretos para nuestras familias:
Dos aspectos concretos para las familias
El primero, dijo Francisco, es “la familia”, que representa “la historia de la que provenimos”. Y con el Evangelio propuesto por la liturgia del día, el Pontífice afirmó que “nos recuerda que Jesús es también hijo de una historia familiar”, tal como “lo vemos viajar a Jerusalén con María y José para la Pascua”; y “luego hace preocupar a su madre y a su padre, que no lo encuentran”; mientras “una vez encontrado, vuelve a casa con ellos” (cf. Lc 2, 41-52). De ahí la afirmación del Obispo de Roma:
“Es hermoso ver a Jesús insertado en la red de afectos familiares, naciendo y creciendo en el abrazo y la preocupación de los suyos. Esto es importante también para nosotros: venimos de una historia entretejida de lazos de amor y la persona que somos hoy nace no tanto de los bienes materiales que hemos disfrutado, sino del amor que hemos recibido”
Después de destacar que “puede que no hayamos nacido en una familia excepcional y sin problemas”, a pesar de los cual “es nuestra historia” y “son nuestras raíces”, Francisco exclamó que “¡si las cortamos, la vida se seca!”, puesto que “Dios no nos creó para ser conductores solitarios, sino para caminar juntos”.
“Démosle las gracias y recemos por nuestras familias. Dios piensa en nosotros y quiere que estemos juntos: agradecidos, unidos, capaces de proteger nuestras raíces”
El segundo aspecto, prosiguió explicando el Papa, es que “aprendemos a ser una familia cada día”. En efecto, el Evangelio nos muestra “que incluso en la Sagrada Familia no todo va bien”, sino que “hay problemas inesperados, angustia, sufrimiento”. A lo que añadió que “no existe la Sagrada Familia de las imágenes”.
Mientras recordó que María y José, cuando encuentran a Jesús sentado entre los maestros del Templo, que les responde que “debe atender los asuntos de su Padre, no lo entienden”; “necesitan tiempo para aprender a conocer a su hijo”, tal como nos ocurre también a nosotros:
“Cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades. Es el reto diario, y se gana con la actitud adecuada, con pequeñas atenciones, con gestos sencillos, cuidando los detalles de nuestras relaciones”
Del “yo” al “tú” como enseña la Sagrada Familia
Para hacer esto el Santo Padre invitó a fijarnos en María, “que en el Evangelio de hoy dice a Jesús: ‘Tu padre y yo te buscábamos’. Tu padre y yo; no yo y tu padre: ¡antes del ‘yo’ está el ‘tú’! Para preservar la armonía en la familia, hay que luchar contra la dictadura del ‘yo’”.
Por esta razón Francisco afirmó que “es peligroso cuando, en lugar de escucharnos, nos culpamos de nuestros errores; cuando, en lugar de preocuparnos por los demás, nos centramos en nuestras propias necesidades; cuando, en lugar de hablar, nos aislamos con nuestros teléfonos móviles; cuando nos acusamos unos a otros, repitiendo siempre las mismas frases, escenificando una obra de teatro ya vista en la que cada uno quiere tener razón y al final hay un frío silencio”.
“Repito un consejo: por la noche, después de todo, hagan las paces. Nunca vayan a dormir sin haber hecho las paces, porque si no al día siguiente habrá una ‘guerra fría’. ¡Cuántas veces, por desgracia, nacen conflictos dentro de las paredes del hogar como resultado de silencios demasiado largos y egoísmos no curados! A veces incluso se llega a la violencia física y moral. Esto rompe la armonía y mata a la familia”
Que María proteja a las familias
Antes de rezar a la Madre de Dios, el Papa Francisco invitó a pasar del “yo” al “tú”. Y cada día, pidió, “recen un poco juntos, para pedir a Dios el don de la paz”. A la vez que añadió que nos comprometamos todos, padres, hijos, Iglesia y sociedad civil, para “apoyar, defender y proteger la familia”, con la invocación a “la Virgen María, esposa de José y madre de Jesús”, para que “proteja a nuestras familias”.