Por los caminos del Señor: El Adviento en la Familia (II parte)
Por el Padre JUAN TRIVIŇO.- Apreciados lectores, Paz y bien. Tiempo de esperanza y gozo y, hoy más que nunca cuando tenemos la certeza que El Señor siempre cumple su promesa. Vamos todos a alegrar nuestra casa Católica, a ponerle tantos detalles que alegran el corazón de los que viven en ella y por eso, a vivir el adviento en familia. Adelante y alistémonos que pronto, pronto llega.
EL ADVIENTO EN LA FAMILIA. II
Autor: Beatriz Montes Ferrer
Rezar en familia es algo muy enriquecedor y necesario siempre, pero sobre todo en estas fechas. Ayuda a todos a disponer el corazón compartiendo también experiencias, dudas, aprovechando para reconciliarse unos con otros y haciéndoles ver a los pequeños (y no tan pequeños) que la familia se mantiene unida gracias al amor de Jesucristo que está en medio de ella, pues cada uno tiene sus debilidades y pecados y es por lo que este mundo necesita de Jesús que pronto nacerá. Proponer también algún pequeño sacrificio como el no ver determinados dibujos de la tele para ofrecerlo por los más necesitados, ser más amable con los hermanos, ayudar más en casa, esforzarse en los estudios… les ayuda a mantener el interior en una constante alerta ante el acontecimiento que se avecina.
No podemos olvidarnos de la Virgen María, es ella la que espera con más ansias e ilusión a que nazca Jesús, pues es su hijo, al que lleva en su seno… rezarle un rosario con los hijos es algo que seguro le agradaría mucho. Si los niños son aún pequeños, se les puede iniciar con “los misterios gozosos” muy propios de este tiempo litúrgico.
También se pueden conseguir cuentos propios de este tiempo, tanto en librerías como en páginas web.
La fe es sin duda el mejor regalo que se puede dar, pero ¿saben acaso qué es eso? Pues los más pequeños seguramente no, pero lo repetirán una y otra vez como lo más normal del mundo si lo escuchan al resto de su familia, ya lo entenderán, ya sabrán qué es; y los mayorcitos, estarán cada vez más capacitados para ir descubriendo, con ayuda de los adultos, qué es eso para su vida, esa confianza en el Señor.
A los niños se les han de decir las cosas claras para que no vivan en la ignorancia, pues de otra manera llegarán a creer que el Adviento es lo que en muchos colegios o amigos pueden oír: diversión, ir pensando en los muchos regalos que se van a pedir y comer muchos dulces. Inculcarles algo contrario a lo que viven casi diariamente, el materialismo y consumismo que nos rodea, parece tarea difícil, pero no imposible. Sólo educándoles en la precariedad en este sentido, en no desear más que lo necesario, en saber compartir con los más desfavorecidos y acercarles en la medida de lo posible a esa otra realidad, les podremos ayudar a vivir la vida y en concreto, el Adviento, de una manera diferente (bueno, y también soportando muchas quejas y comparaciones con lo que otros sí tienen y ellos aún no).
Muchos niños ya no hacen carta a los Reyes Magos, Papa Noel y Santa Claus han ganado mucho terreno. Es importante que sepan el origen de unos y otros, sin menospreciar las costumbres de los países de donde proceden. Que no pierdan nunca la ilusión y la fe en los Reyes Magos es algo fantástico, que se crean que realmente lo que se les pide tienen el poder de concederlo. Yo aún les escribo una carta todos los años y nunca me han fallado…
La familia es el lugar donde se transmiten la fe y los valores cristianos. No debemos dejar esta tarea sólo a educadores o catequistas, sino que ha de haber una armonía entre ambos, pues si en casa no se vive con alegría esa experiencia de que Jesús viene a traernos la salvación y la felicidad, no creamos que le va a dejar mucha huella lo que escuche en clase de religión (hora y media a la semana), pues el ambiente de alrededor seguramente lo acabe cegando. Es tarea y responsabilidad de todos pero, principalmente, de los padres y todos aquellos familiares que juntos hacen una magnífica Iglesia doméstica.
Muchas son las cosas que en familia se pueden hacer para un tiempo de preparación, sólo hay que tener siempre presente a Jesús, a María, su madre y madre nuestra y mucha, mucha ilusión.
¡Feliz Adviento!