Por los caminos del Señor: La fiesta de Cristo Rey
Por el Padre JUAN TRIVIŇO /ST.- El último domingo del año litúrgico celebramos la pertenencia de todo y de todos a Dios. ¡Prepárate para la fiesta del Rey del universo!
Cristo es el Rey del universo y de cada uno de nosotros. Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.
Un poco de historia: La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.
El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.
Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.
Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.
Si quieres conocer lo que Jesús nos anticipó de ese gran día, puedes leer el Evangelio de Mateo 25,31-46.
En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.
Jesús nos habla de las características de su Reino a través de varias parábolas en el capítulo 13 de Mateo:
“es semejante a un grano de mostaza que uno toma y arroja en su huerto y crece y se convierte en un árbol, y las aves del cielo anidan en sus ramas”;
“es semejante al fermento que una mujer toma y echa en tres medidas de harina hasta que fermenta toda”; “es semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”;
“es semejante a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra”.
En ellas, Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo y encontrarlo, que vivir el Reino de Dios vale más que todos los tesoros de la tierra y que su crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo, pero eficaz.
A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son los mártires de la guerra cristera en México en los años 20, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.
La fiesta de Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el Principio y el Fin de todo el Universo. POR: (Tere Fernández) |
El cierre de la Puerta Santa pone el broche final al Año de la Misericordia
El cierre de la Puerta Santa pone el broche final al Año de la Misericordia
Con el cierre de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro en el Vaticano este domingo 20 de noviembre, el papa Francisco pone el broche final a los actos de celebración del Año de la Misericordia,
El Jubileo de la misericordia, también llamado coloquialmente Año de la Misericordia, es un jubileo que se celebra durante el Año Santo Extraordinario que comenzó el 8 de diciembre de 2015 y concluirá el 20 de noviembre de 2016, para celebrar el quincuagésimo aniversario de laclausura del Concilio Vaticano II,…
“La Puerta de la Misericordia como símbolo se ha cerrado pero queda siempre abierta la Puerta que es Cristo que nos llama a vivir en santidad y justicia todos los días de nuestra vida”,
QUE VIVA MI CRISTO REY.
Que viva mi Cristo, que viva mi Rey que impere doquiera triunfante su ley, que impere doquiera triunfante su ley. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey!
Mexicanos un Padre tenemos, que nos dio de la patria la unión
a ese Padre gozosos cantemos, empuñando con fe su pendón.
Él formó con voz hacedora, cuanto existe debajo del sol;
de la inercia y la nada incolora .formó luz en candente arrebol.
Nuestra Patria, la Patria querida, .que arrulló nuestra cuna al nacer
a Él le debe cuanto es en la vida .sobretodo el que sepa creer.
Del Anáhuac inculto y sangriento, en arranque sublime de amor,
formó un pueblo, al calor de su aliento .que lo aclama con fe y con valor.
Su realeza proclame doquiera .este pueblo que en el Tepeyac,
tiene enhiesta su blanca bandera, a sus padres la rica heredad.
Es vano que cruel enemigo Nuestro Cristo pretenda humillar.
De este Rey llevarán el castigo, los que intenten su nombre ultrajar.