Por los caminos del Señor: La gran aventura de mi vida
Por el Padre JUAN TRIVIŇO / ST.- Apreciados lectores. Paz y bien. Estamos terminando el noveno mes del año 2017 y nos aprestamos para recibir el mes de octubre, mes que para nosotros los católicos lo consideramos como el mes de la vida misionera de la iglesia.
Así, les anuncio que durante estos cinco domingos del mes de octubre, tendremos cinco temas misioneros que nos llevan a una re-lectura de nuestra tarea misionera que nos corresponde vivir como bautizados que somos y, el cumplimiento del mandato que debemos cumplir para ir a evangelizar por todo el mundo, entendiendo que,- todo el mundo- corresponde al lugar donde cada uno de nosotros vivimos y nos desenvolvemos, comprendiendo generalmente que por donde vamos hay tierra propicia para anunciar el Evangelio de Nuestro Maestro Jesús.
Disfrutemos de esta bonito testimonio que se nos convierte en un abrebocas de lo que tendremos en el mes de octubre y que preparamos desde ya a re-encontrarnos con nuestro deber misionero.
La gran aventura de mi vida
Hace dos años, desahuciado, me acerqué a Jesús en el sagrario y… Nunca podremos agradecer a Dios tanto amor, tanta gracia inmerecida.
Trabajas en un apostolado y te preguntas: “¿Vale la pena?” Yo suelo hacerlo cada cierto tiempo. Cada vez que me encuentro en estas encrucijadas algo maravilloso ocurre y continúo. Termino emocionado, agradeciendo a Dios que me ame, pues no lo merezco. Soy un escritor católico que poco comprende y busco la voluntad de Dios, equivocándome la mayor parte de las veces. Hoy comprendí. Me di cuenta de todo el bien que podemos hacer con unas pocas palabras, con el simple hecho de hablar sobre Jesús en el sagrario, a los demás. Allí está Jesús ¡VIVO!
El que lo dude, debe leer este correo que hoy recibí: 2/9/17 Querido Claudio: Gracias por responder a mi comentario. Realmente tus palabras me han colmado de emoción y gratitud. Hace un tiempo te descubrí gracias a “Aleteia” y desde entonces tus artículos son una gran fuente de bendición en mi vida y en la de muchos amigos y hermanos en Cristo.
Te cuento que te escribo desde Argentina y pertenezco a la Diócesis de Quilmes, Buenos Aires. Trabajo en la Policía de la Ciudad de Bs. As. y colaboro en el Movimiento de Acampadas, el cual tiene como apostolado la Evangelización del personal policial, experiencia que ha llenado mi corazón de felicidad y plenitud. A fines de Octubre de 2015 me diagnosticaron cáncer de hígado y a mediados de Diciembre de ese mismo año me anunciaron que la enfermedad cursaba ya su fase terminal y que no sobrevivía. La gracia de Dios se manifestó a través de “los sacramentos” y de “la oración de toda la iglesia” y aquí estoy: “Vivo y anunciando el Evangelio”. Si bien la enfermedad aún continúa en mi organismo, el cáncer se ha detenido y los médicos no pueden explicar la razón de este fenómeno...
Pero para mi familia y para nosotros como creyentes sabemos que la misericordia de Dios ha hecho posible esta nueva oportunidad de vida. Desde que leí tus artículos referidos al Sagrario he encontrado una fuente inagotable de paz y serenidad y no dejo de conmoverme en cada visita.
Basta decirle: “Hola Señor. Acá estoy otra vez frente a Ti. Quería sorprenderte. ¡Te amo con todo mi corazón! Ah! Te mandan saludos (y allí nombro a todos mis amigos) y un tal Claudio de Castro que me enseñó este secreto bendito”. Y comienzo a llorar a mares…
Gracias querido Claudio por recordarme la infinita misericordia de Dios y el sagrado camino de santidad y salvación que mora en cada Sagrario. Te envío un abrazo enorme y todo el afecto de mi familia. Y por cierto: muchos policías católicos y verdaderos discípulos del Señor también te hacer llegar su cariño. No olvides saludar al Señor por mí cuando estés frente al Sagrario. Yo prometo hacerlo por vos. ¡Bendiciones! Marcelo
¿Qué te pareció? Al terminar de leer, sólo pensé: “¡Qué bueno eres Jesús! ¡Gracias por amarnos tanto!” He quedado profundamente conmovido y agradecido con Dios con ganas de ir a verlo al sagrario y estar allí un buen rato en oración.
¿Qué le respondí a Marcelo? La verdad. “Yo escribo, nada más. Quien lo hace todo y nos da las “gracias” que necesitamos, es Jesús”. Amable lector, Él está en el sagrario esperando por ti. ¿Irás a verlo?
¿Puedo pedirte un favor? Dile que Claudio le manda saludos. Que le quiero mucho. ¡Dios te bendiga!