Por los caminos del Señor: Los Fieles Difuntos
Por el Padre JUAN TRIVIŇO / ST.- Apreciados Lectores. Paz y Bien. Como ya estamos acostumbrados y está dentro de nuestras devociones, considerar el mes de noviembre para orar por las almas de todos los fieles difuntos. No es la excepción este mes de noviembre no utilizarlos en nuestra vida de fe católica; detenernos estos días y en los tres domingos restantes aprovecharlos para presentarles detalles propios para nosotros y de nuestra devoción, amor, respeto y tradición católica religiosa.
Así, unidos al recuerdo, poner presente en nuestra vidas a todos nuestros seres queridos, familiares, parientes, amigos que se nos han adelantado en el camino hacia el cielo donde esperamos nosotros también llegar un día a la patria celestial, y en esta nuestra patria el cielo, estaremos gozando de la dicha del Señor en el país de la vida.
LOS FIELES DIFUNTOS
Conmemoración de todos los fieles difuntos. La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud en celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha del pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna.
Un poco de historia
La tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos.
Cuando una persona muere ya no es capaz de hacer nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto alcance la salvación.
Con las buenas obras y la oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios.
A estas oraciones se les llama sufragios. El mejor sufragio es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.
Debido a las numerosas actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no tienen tiempo ni de atender a los que viven con ellos, y es muy fácil que se olviden de lo provechoso que puede ser la oración por los fieles difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.
La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios. “No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos”.
Nuestra oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los que ya están en el cielo interceden por los que están en la tierra para que tengan la gracia de ser fieles a Dios y alcanzar la vida eterna.
Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo por las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, “podemos ayudarles obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados”. (CEC 1479) Catholic.net
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