Por los caminos del Señor: Promesas de la Virgen del Carmen
Por el Padre JUAN TRIVIŇO /ST.- Apreciados Lectores. Paz y bien, que la Paz de Jesús, que está vivo y vive entre nosotros, sea la fortaleza de nuestro espíritu para seguir nuestro peregrinaje por esta vida terrenal hasta que lleguemos a la patria celestial.
Estamos celebrando la festividad de la Virgen del Carmen, bonita devoción Mariana que tenemos en nuestros pueblos latinoamericanos y fruto de esta devoción, vi la necesidad de dedicar estos tres domingos de julio a conocer un poco de esta devoción y así continuar o iniciar con nuestra devoción.
Que estas lecturas toque vuestros sentimientos religiosos y despierte en nosotros el amor a la Madre de Jesús, nuestro Rey de Reyes y Señor de Señores.
Promesas de la Virgen del Carmen
A los que viven y mueren llevando el Santo Escapulario. El Santo Escapulario es el gran don que María, omnipotente ante su Hijo Dios, todo corazón para con sus hijos, los hombres tesorera de todas las gracias, nos trajo del cielo, haciéndonos en él las más preciosas promesas que pudiéramos desear. Muy bien ha sido llamado el SACRAMENTO DE MARIA.
“La creencia general del mundo católico, dice el sabio jesuita P. Clarke, la promulgación de la Iglesia docente, la aceptación de la iglesia discente, o sea, los fieles, nada falta de lo que puede probar el origen sobrenatural del Escapulario“.
“Su misma nobleza de origen, decía el Papa León XIII, su venerada antigüedad, su extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de piedad por él obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan con el mayor encarecimiento”. A él ha vinculado la Virgen dos maravillosas promesas:
Primera promesa .- Es la gran promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando con fervor a la Virgen S. “El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno”.
Segunda promesa .- Estando orando el Papa Juan XXIII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió:”Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubiesen vestido mi Escapulario”.
Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina (3 de Marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos Pontífices. “Permítase a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la Bienaventurada Virgen María con sus intercesiones continuas, piadosas sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte, principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que llevaren el habito carmelitano”.
Condiciones para ganar estos privilegios .- Para merecer la primera Promesa de la perseverancia final, se requiere haber recibido el Escapulario de manos de sacerdote, llevarlo siempre puesto, especialmente en la hora de la muerte, e inscribir el nombre en el libro de la cofradía.
Para ganar la segunda Promesa, el privilegio Sabatino, sobre los tres requisitos anteriores, se exige guardar castidad, según el propio estado, rezar siete padrenuestros, 7 avemarías y 7 glorias. Guardar abstinencia (si pueden hacerlo) los miércoles y los sábados; esta obligación puede un confesor comunitario por otros rezos.
ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario, por lo que su Divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo, el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que te pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma; que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa.
Quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente y uniendo mi voz con sus afectos, te saludo una y mil veces diciendo: (Tres Avemarías).
Virgen Santísima del Carmen, yo deseo que todos sin excepción, se cobijen bajo tu sombra protectora de tu Santo Escapulario y que todos estén unidos a Ti Madre Mía, por los estrechos y amorosos lazos de ésta tu querida insignia.
¡Oh Hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante su sagrada imagen y concédenos benigna tu amorosa protección. Te encomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre el Papa y la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos.
Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu Divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre Mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.’
Espere la segunda y tercera partte. Fios con ustedes y los suyos y los bendiga abundantemente. EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO.AMEN.