Por los caminos del Señor: Un Mendigo en el Pesebre (Anónimo)
Por el Padre JUAN TRIVIŇO.-Apreciados Lectores. Paz y bien. Mi saludo católico y de fe en este nuevo año litúrgico, ciclo C, hoy iniciamos con el tiempo de espera y preparación espiritual y corporal; vivencia en familia para recibircon alegría al Rey del mundo . EL NIÑO JESUS.Nacido en el portal de Belén. FELIZ NAVIDAD CATOLICOS Y NO CATOLICOS. Quiero decirles que durante estos mesesde diciembre y enero, estaremos recibiendo unas historias de cuentos navideñasy año nuevo para que recordando esta sentimiento de nuestra vida, nunca dejemosque esta hermosa tradición se pierda en los laureles sino que anide y perdureen nuestras vidas de generación en generación y que estos momentos tan sensiblessigan despertando en la humanidad la necesidad de vivir en paz, alegría,sensibilidad, humanismo, compartir, dar, recibir besos y abrazos que todosnecesitamos y escuchar un te quiero. Espero que esto que siento enmi corazón y ahora se los traigo, sea acogido por ustedes y si quieren hacermellegar algún mensaje o sugerencia puede hacerlo a mi correo: [email protected]
UN MENDIGO EN EL PESEBRE-Anónimo
La noche volcaba toda su crudeza sobre las luces de la ciudad. En el rincón desolado de unos almacenes abandonados a su suerte, una luz aterida por el frío se proyectaba sobre una improvisada casa de cartón. En su interior, una arrebujada silueta se removía buscandoel calor de una pequeña hoguera que chisporroteaba en la semipenumbra luchando por sobrevivir a la noche. El mendigo era deuna edad indefinida, como todos los hombres que han sido abandonados a susuerte, su pelo largo y lacio y sus barbas arremolinadas en torno a su rostro,lo hacían impenetrable al tiempo, sólo su viva mirada delataba que no subiríade los cincuenta. Su delgado cuerpo se arrebujaba en un viejo abrigo repleto decosturones.
Atizó la lumbre y desempaquetó un mendrugo de pan junto con un brik de vino y un par de latas de sardinas en aceite. El calor del vino empezó a caldear un poco el interior de su cuerpo. Mientras daba cuenta del trozo de pan y una de las latas de sardinas, empezó a remover dentro de una descolorida mochila y a ir sacando, poco a poco, unas figuritas de Navidad que reposaban en el fondo de la bolsa. El portal de Belén con el niño Jesús, San José, la Virgen, el burrito con la vaca, unos pastorcillos de aspecto alegre y juguetón, los tres reyes Magos a lomos de camellos, todo empezó a tomar posiciones en una esquina de la chabola. Su vista cansada se tropezó con la mirada sonriente del niño Jesús, que parecía ajeno al frío del exterior. Sus ojos se cubrieron de lágrimas, que comenzaron a deslizarse hasta la pequeña figurilla.
De pronto, un haz luminoso empezó a surgir de las diminutas manos de arcilla cubriendo con su luz el interior de la chabola. El mendigo comenzó aretroceder a la vez que la Figura de barro crecía ante su vista perpleja, hasta alcanzar un tamaño real. Parecía como si el Nacimiento hubiera absorbido elentorno en el que se hallaba y el mendigo empezara a formar parte del nuevo escenario. Su posición al lado del Niño que ahora era real, le hacía sentirse parte de otro tiempo y de otro lugar. El frío había sido sustituido por un reconfortante calor que emanaba del interior del pesebre.
El niño extendió sus brazuelos hacia la figura que rebozaba de una olvidad felicidad y el mendigo desapareció entre luces cegadoras. Ahora, mi nacimiento tiene unafigura de un pobre al lado del Niño Jesús su pequeño rostro de arcilla tieneuna sonrisa oculta entre los pliegues de su barba que enamora a todo aquel quemira esta figurilla