Santa Sede: tutelar derechos de los ancianos, también en tiempos de pandemia
Por Isabella Piro.- Es una generación preciosa, un recurso que la pandemia ha puesto duramente a riesgo: es necesario tutelar los derechos de los ancianos y y hacer una mapeado certero. Son los puntos principales de la intervención del Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, el arzobispo Ivan Jurkovič, durante la 45ª sesión del Consejo de Derechos Humanos.
Los derechos humanos no tienen edad y por lo tanto la salud de los ancianos debe ser protegida como la de todos, especialmente en tiempos de pandemia de Covid-19: este es, en resumen, el llamamiento lanzado hoy, 21 de septiembre, por el Arzobispo Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra.
Se necesitan datos ciertos sobre los ancianos para la protección de los derechos
El prelado intervino en la 45º sesión del Consejo de Derechos Humanos, dedicado al informe del Experto independiente sobre el tema de los derechos humanos de los ancianos. En primer lugar, Monseñor Jurkovič destacó la necesidad de contar con datos ciertos y completos sobre la realidad de los ancianos: las estadísticas, de hecho, son incompletas y genéricas y tienden a “representarlos como un grupo homogéneo, mientras que la realidad es muy diferente”. “Una perspectiva tan limitada” no permite “una evaluación precisa de sus necesidades” ni “una apreciación adecuada” de la valiosa contribución que hacen a la sociedad. De ahí el llamamiento del Arzobispo a la necesidad de contar con datos de “alta calidad, oportunos y fiables” para que “se identifiquen y colmen las lagunas en la protección de los derechos humanos” de este segmento de la población. Los datos son de “vital importancia”, reiteró el Observador, porque, como demostró la pandemia, representan “un instrumento indispensable para vigilar la emergencia sanitaria” a la que se pueden dar “respuestas específicas”.
Ninguna discriminación por motivos de edad
El pensamiento del prelado se dirigió luego al “triste precio” que el Covid-19 exigió a los ancianos hospitalizados “en casas de cura y residencias de ancianos de todo el mundo”. “Teniendo en cuenta esta terrible situación – subrayó el arzobispo – es necesario informar con precisión sobre las infecciones de coronavirus y las muertes que se producen en tal situación, a fin de mejorar la vigilancia dentro de estos centros”. En cuanto al acceso a la atención médica, el representante de la Santa Sede se dijo preocupado porque “las decisiones sobre la asignación de los recursos médicos, incluidos los respiradores, puedan o hayan sido adoptadas exclusivamente en función de la edad” de los pacientes. Por ello, “es de suma importancia” que los protocolos de salud se guíen “por evaluaciones clínicas exhaustivas” y “un claro compromiso” de salvaguardar los derechos y la dignidad de toda persona.
La protección de los ancianos, un recurso precioso
En los últimos meses, añadió monseñor Jurkovič, “toda una generación de ancianos” ha pagado con creces las consecuencias de la pandemia, a pesar de que esta generación constituye “el recurso más precioso” para la familia humana, “en términos de historia, experiencia y enseñanza inestimable”. “Hay que proteger las raíces y la memoria de un pueblo -reiteró el prelado-, hay que proteger a los ancianos; hay que salvaguardar sus derechos y su dignidad”. Pero para lograr “un objetivo tan noble y necesario”, concluyó, se necesitan “datos completos, fiables y significativos”, a fin de eliminar los obstáculos presentes y evaluar “la eficacia de las medidas ya aplicadas”.