Toronto rinde homenaje a la Virgen de Guadalupe
Por VICTOR AGUILAR.- Como todos los años, cientos de fieles católicos se congregaron en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe para celebrar a la Virgen de Guadalupe, al cumplirse 482 años de su aparición ante San Juan Diego en el Tepeyac. La fiesta patronal a la “Reina de México”, “Emperatriz de las Américas, el Caribe y las Filipinas” fue con una Solemne Misa, serenata con mariachis y compartimiento de chocolate caliente con paneton entre los fieles devotos.
La Misa fue concelebrada por los sacerdotes, Miguel Segura Blay (Párroco de la iglesia), Héctor Vila (Rector del Seminario Redemptoris Mater), Ricardo Quiñones y el diacono Omar Alejandro Daza. La ceremonia religiosa finalizó con la bendición a los asistentes por parte del padre, Miguel Segura y la presentación del “ Mariachi México Amigo” de Jorge López, que cantaron las tradicionales mañanitas a la Virgen y otras conocidas canciones con adaptaciones apropiadas a la iglesia en honor a la “Morenita Guadalupana”.
Según narran los historiadores todo comenzó en la época prehispánica, un 12 de diciembre de 1531, cuando el indio Juan Diego caminaba cerca del cerro Tepeyac se le apareció la Virgen y le pidió que fuera a ver al Obispo, en ese entonces Fray Juan de Zumárraga y le expresara su deseo de que se construya un templo en su nombre. Su deseo, hoy hecho realidad, lleva el nombre de Basílica de Guadalupe.
Mensaje del Papa Francisco
ACIprensa/ El 12 de diciembre es la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de toda América. Con esta ocasión, deseo saludar a los hermanos y hermanas de ese Continente, y lo hago pensando en la Virgen de Tepeyac.
Cuando se apareció a San Juan Diego, su rostro era el de una mujer mestiza y sus vestidos estaban llenos de símbolos de la cultura indígena. Siguiendo el ejemplo de Jesús, María se hace cercana a sus hijos, acompaña como madre solícita su camino, comparte las alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias del Pueblo de Dios, del que están llamados a forman parte todos los pueblos de la tierra.
La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después.
Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pueblos y a los pobres y marginados de todas las épocas. América es una tierra generosa.
Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y con ternura.
Pido por todos ustedes, queridos hermanos y hermanas de toda América, y también ustedes recen por mí. Que la alegría del Evangelio esté siempre en sus corazones. El Señor los bendiga y la Virgen los acompañe.