Por los caminos del Señor: El fulgurante crecimiento de los grupos nacidos de esta corriente (Parte I)
Por el Padre JUAN TRIVIŇO / ST.- He leído que las personas que los frecuentan en las diversas Iglesias deben ya de llegar a los 150 millones, en la Católica sobre unos 100 millones, no solamente llenó de admiración a los observadores sino que algunos protestantes pensaban que las Iglesias más estructuradas, sobre todo la Católica, ahogarían al Espíritu. No lo pensaban así los grandes pentecostales, como Thomas Roberts y David Plessis, los cuales manifestaron la gozosa esperanza de ver acumuladas las riquezas de las diversas tradiciones cristianas en una sola Iglesia, para la gloria del Salvador y manifestación del poder del Espíritu en favor del mundo, Roberts expresó asimismo su deseo de ver a Israel incluido en el Misterio de las Bodas del Cordero.
La visión de estos ilustres carismáticos no estaba ausente de la mente de Juan Pablo II cuando el 15 de Mayo de 1987 nos decía en Roma a unos mil delegados de la Renovación católica mundial: el vigor y la fecundidad de la Renovación da de veras testimonio de la presencia poderosa del Espíritu Santo en acción dentro de la Iglesia en estos años posteriores al concilio Vaticano II. Desde luego que el Espíritu Santo ha guiado a la Iglesia en cada época, y ha producido en ella una gran variedad de dones entre los fieles. A causa del Espíritu, la Iglesia conserva continuamente una joven vitalidad. Y la Renovación carismática es una elocuente manifestación hoy de esta vitalidad, una atrevida declaración de lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias (Ap. 2, 7) al acercarnos al final del segundo milenio.
Pero pasemos ahora al relato sucinto de los hechos que originaron la Renovación Carismática Católica. Estamos en 1966.Los católicos de U.S.A. quieren aplicar el concilio Vaticano II desde dos puntos de vista diferentes. Conservadores y liberales se enfrentan sin esperanza de reconciliación. William Storey, historiador, y Ralph Keyfer, teólogo, profesores laicos de la Universidad Católica de Duquesne, están comprometidos en diferentes movimientos (litúrgicos, y otros sociales y apostólicos), pero comparten la constatación de un vacío, de una debilidad en la oración y en la acción, como si todo fuera el resultado endeble del propio esfuerzo.
Leyendo el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles, comprenden la importancia de la acción del espíritu en el cambio de vida de los apóstoles y de los primeros cristianos. ¿No radicará aquí la base de la renovación eclesial querida por el Concilio? Los dos profesores se comprometieron en pedir el Espíritu uno por uno recitando diariamente la secuencia de su fiesta:” Ven espíritu santo, y envía…..”
Se les añaden algunos amigos.
Después de un año el pastor episcopaliano William lewis los pone en contacto con la señora Florence Dodge, también episcopaliana, y su grupo de oración. El 20 de enero de 1967 Ralph Keifer y Patrick Bourgeois piden al mencionado grupo que ore con ellos para implorar el “Bautismo en el Espíritu“. Sus ruegos se ven escuchados y el vacío y la debilidad de sus vidas quedan llenos de la presencia poderosa del señor resucitado. Se repite la Experiencia cuando dos amigos piden a Keifer y Patrick que les imponga las manos. El 17 de febrero de 1967 estos cuatro católicos se reúnen un fin de semana con treinta personas, profesores y estudiantes universitarios.
Durante la noche del sábado quisieron dedicar unas horas en la celebración del cumpleaños de una de las chicas. Inesperadamente uno tras otro subieron a la capilla donde todos tuvieron una experiencia Pentecostal muy fuerte, cuyo rasgo fundamental fue un contacto íntimo con Cristo. Según sus descripciones, al menos en muchos de ellos, en este contacto recibieron dones carismáticos, como la glosolalia y la profecía.
Esta experiencia cambió sus vidas, lo cual condujo a otras personas a juntarse al grupo. Dichas personas fueron recibiendo también la experiencia del espíritu y sus dones. El fuego se propagó rápidamente y en pocas semanas llegó a la Universidad de Notre Dame de South (Indiana) y a la de East Lausing, en Michigan.
Del 8 al 9 de Abril de 1967 noventa personas, entre ellas algunos sacerdotes, se congregaron en la Universidad de Notre Dame para reflexionar sobre los acontecimientos. Había nacido la primera asamblea Carismática Católica.